Estamos como una cabra, tanto que hemos intentado amaestrarla a ella: a la cabra. El resultado ha sido bastante negativo: No hemos parado de dar vueltas detrás de ella y a toda leche. Nos ha puesto de muy mala leche. La que nos dio…
Después hemos pillado una bolsita a un punki en la esquina y nos hemos tomado lo que había: sulfato de anfetamina. Todavía andamos notando los efectos. Brum, burmuburrr…
Total, que parece que sabemos mucho, pero no sabemos tanto. Más bien somos un poco lerdos. Por eso, lo mejor para dejar de hacer cabrerías es ponernos estas zapatillas. ¡Únicas y ligeras!
No hay comentarios:
Publicar un comentario